Alimentación saludable si tienes intestino irritable.



El síndrome del intestino irritable es una enfermedad que en la actualidad no tiene una cura definitiva, pero la  Fundación Española de Enfermedades Digestivas (FEAD) ha promovido la elaboración de un documento de consenso para poder seguir una serie de hábitos dietéticos que mitiguen sus efectos.

Fundamentalmente se recomienda seguir una dieta de carácter restrictivo, donde se suprimen determinados alimentos para que pasado un tiempo de 4 a 8 semanas se puedan reintroducir en la alimentación diaria hasta alcanzar unos niveles tolerables para el organismo. 

Al tratarse en muchas ocasiones de alimentos básicos para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, es fundamental seguirlas de una forma muy extricta y siempre bajo el asesoramiento de un profesional médico.

Las recomendaciones más importantes que establece el citado documento se basan en la supresión de:

- Alimentos FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, polisacáridos, fructosa y polialcoholes). Estamos hablando de alimentos muy comunes en nuestra vida como el ajo, las legumbres, el trigo y gran variedad de frutas, como la manzana, la pera o todas aquellas que tienen hueso.

Consiste en suprimir durante 4-8 semanas de forma absoluta estos alimentos, para posteriormente de forma gradual ir introduciendolos de nuevo en la dieta de acuerdo a la tolerancia de cada persona, para finalmente poder obtener una dieta lo menos restrictiva posible de estos alimentos.

- Lactosa: nos referimos a la leche y el resto de productos lácteos (queso, yogur, coajada, mantequilla, entre otros). 

Tras una supresión inicial, que puede ser parcial o total, se reintroducen en la dieta trascurridas 4-8 semanas hasta alcanzar niveles que no afecten al intestino.

Debemos saber que la restricción de lactosa puede asociar una menor ingesta de calcio e incluso provocar una deficiencia de vitamina C. Esto hace que sea de gran importancia que toda esta dieta sea controlada por un dietista experimentado que detecte y corrija los posibles deficits nutricionales que vayan apareciendo hasta alcanzar la dieta definitiva.

- Gluten: se suprimen también los alimentos que contienen gluten, es decir se retira el trigo, cebada y centeno junto con todos los productos elaborados o derivados de ellos.

Hay que tener en cuenta que muchos de los productos sin glutem tienen más grasas y azúcares que los que lo contienen.

Los especialistas que han elaborado este informe señalan que el abordaje de la enfermedad debe ser integral e incluir educación para la salud, con una coordinación entre distintos profesionales sanitarios (médicos, nutricionistas y enfermeros) para mejorar el control de la patología y la calidad de vida de los pacientes, en general.