Diversos estudios médicos han relacionado la ingesta de pescado, especialmente el pescado rico en ácidos grasos omega 3, con la reducción de la incidencia y progresión de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) y posiblemente con la reducción del riesgo en padecer cataratas.
Para las personas que padecen diabetes tipo 2, comer pescado rico en omega 3, reduce el riesgo de retinopatía diabética, una complicación de la diabetes que puede provocar una pérdida total de la visión. En 2016 el estudio PREDIMED que evalúa los beneficios de la dieta mediterránea sobre la salud, confirmo estos resultados.
Concretamente se concluyó que, aquellas personas que consumían 2-3 raciones de pescado rico en omega 3 a la semana (500 miligramos de omega 3 al día), tenían un 50% menor riesgo de padecer retinopatía en comparación con aquellos que ingerían menos cantidad de pescado.
También se ha podido comprobar que la ingesta de pescado rico en omega 3 ayuda a contrarrestar el síndrome del ojo seco. Un estudio realizado en 2005 sobre 32.000 mujeres concluyó que el concluyo que los que consumían mayor cantidad de grasas omega 3 de los pescados, tenían un 17% menos de riesgo a la hora de padecer ojo seco.
La Academia Estadounidense de Oftalmología confirmó que las grasas omega 3 mejoran el funcionamiento de las glándulas de Meibomio del ojo, encargadas de producir la parte oleosa de las lágrimas, mejorando así los síntomas del ojo seco. También se cree que las grasas omega 3 de los pescados reducen la inflamación delos párpados y de la superficie del ojo.