¿Cómo afecta el deporte a nuestro sistema inmunológico?


El deporte es capaz de modular nuestro sistema inmunológico, pero la intensidad de la actividad deportiva junto a factores personales influyen en el tipo de esta respuesta defensiva, haciendo que algunos deportes sean más beneficiosos que otros.

Nuestro sistema defensivo tiene dos tipos de respuestas frente a las agresiones externas: una respuesta inespecífica o innata en el que participan los fagocitos y las células NK, y otra repuesta específica cuyas células responsables son los linfocitos, encargados de la lucha contra virus, bacterias y demás microorganismos de forma selectiva. 

La intensidad del ejercicio físico que realicemos hará que la reacción de nuestro sistema inmune sea diferente: 

- Los ejercicios moderados y suaves conllevan la estimulación de ambas respuestas inmunitaria, pudiendo incluir aquí el deporte realizado por niños de forma recreativa. De forma general se aconseja la realización de deporte en toda la población pero sabiendo ahora que se refiere a actividades físicas no extenuantes que benefician a nuestro organismo incluido el sistema inmunológico. La evaluación y control de nuestras células defensivas no será necesario en estos casos salvo en personas que padezcan alguna alteración que pueda inducir inmunodepresión. 

- Los ejercicios de gran intensidad y de competición efectivamente también provocan una linfocitosis (aumento de linfocitos en sangre) y por tanto la estimulación de la respuesta inmune específica, pero a diferencia de lo anterior disminuyen tanto los fagocitos como las celulas NK (encargadas de la respuesta antitumoral) por lo que nuestra respuesta inmunitaria más primaria se ve perjudicada.