Una de las opciones de belleza para el cuidado de la piel de nuestro rostro son los sérum faciales. La diferencia de marcas y precios disponibles en el mercado nos obliga a conocer las características que deben reunir un sérum facial para que sea eficaz, ya que estas no siempre están en relación directa con su precio.
A diferencia de las lociones y cremas para la cara, los sérum tienen una consistencia más fina siendo generalmente transparentes y teniendo como producto base el agua, pues su objetivo es penetrar más fácilmente en las células de la piel.
Los ingredientes básicos que deben contener un sérum facial, independientemente del tipo de piel, edad y otras características, para tener eficacia son: vitaminas, péptidos, resveratrol, betaglucano y coenzima Q10.
Algunos para potenciar todavía más sus efectos contienen ingredientes estándar antiarrugas, como el retinol y el alfa-hidroxiácido, generalmente en pequeñas cantidades y suelen estar más indicados para las personas cuyo rostro muestra de forma más evidente los signos propios del envejecimiento de la piel. Por último, también encontraremos los que junto a todo esto contienen extractos de determinadas plantas como la cúrcuma y el té verde entre otros.
De igual forma, es importante conocer que los sérum generalmente no contienen un componente hidratante específico, por lo que a aquellas personas con piel seca se les recomienda asociar una loción hidratante para la cara para mejorar sus efectos.
Además de encontrar un lugar seguro y de confianza donde adquirirlo, como aquí, también es fundamental tener unos mínimos conocimientos a la hora de su correcta aplicación. Debemos fijarnos en las instrucciones del fabricante respecto a la cantidad que debemos aplicar, ya que si usamos mayores cantidades, además de malgastar el producto, no vamos a obtener mejores resultados.
Para una correcta aplicación lo extendemos desde la parte interna de nuestro rostro hacia el exterior, siguiendo las pautas de cualquier otro masaje facial, ya que de esta forma favorecemos el drenaje linfático de nuestro rostro, aumentando la absorción del sérum.