¿Pueden afectar las diferentes tonalidades de salmón a nuestra salud?

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La mayoría del salmón que consumimos procede de piscifactoría y presenta una carne cuya tonalidad varía del naranja al rosa, siendo la alimentación la principal causa en este cambio de color en un pescado cuyas propiedades nutritivas hacen muy recomendable su presencia en nuestra alimentación.



Salmón salvaje y de granja: ¿Por qué cambia su color?

Los salmones salvajes se alimentan de algas y crustáceos ricos en una sustancia denominada astaxantina. Entre ellos su color también varía, pues los que han sido pescados en el norte presentan un color rojo intenso mientras que los capturados más al sur suelen tener una tonalidad más anaranjada.

Los salmones criados en piscifactoría reciben una alimentación donde se añade astaxantina como suplemento, lo que evita que tengan un color grisáceo y sean rechazados a la hora de su comercialización.


¿Qué es la astaxantina?

La astaxantina es un pigmento de la familia de los carotenos (que también incluye betacaroteno). Tiene propiedades antioxidantes y reduce la inflamación, pero sobretodo es un eficaz protector contra las radiaciones ultravioletas.

Se puede obtener de 2 modos diferentes:

  1. Natural: triturando y pulverizando las cáscaras de determinados crustáceos como el camarón y el krill.
  2. Sintética: procesando de forma artificial diferentes tipos de algas.

¿Es peligrosa la astaxantina para nuestra salud?

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recomienda a la hora de alimentar salmones en acuicultura, no sobrepasar la cantidad de 100 mg de astaxantina por 1 Kg de pienso.

Hay que decir que en la gran mayoría de los casos no suele superarse lo 60 mg, por lo que puede afirmarse que el salmón, y también la trucha, son seguro para los consumidores. Además la astaxantina se utiliza como colorante en otros alimentos donde la misma Autoridad Sanitaria los reconoce como seguros.

Actualmente se ha puesto de moda la comercialización de suplementos que contienen astaxantina, promocionándolos por sus beneficios para combatir enfermedades cardíacas, prevenir el cáncer, aliviar problemas en articulaciones o disminuir el envejecimiento, pero no existe ninguna evidencia científica sólida donde apoyar este tipo de afirmaciones y los efectos de un consumo de estos suplementos a largo plazo todavía se desconocen.