Durante los meses estivales pueden surgir problemas que afecten a la salud de nuestros pies. Para evitarlos es importante tener presente las principales causas y las formas de solucionar estas situaciones para mantenerlos en un estado sano durante esta época del año.
¿Qué situaciones propias del verano pueden afectar a nuestros pies?
- El importante aumento de las temperaturas provoca una mayor sequedad en los pies, que se manifiesta fundamentalmente en los talones, cuyos bordes aparecen blanquecinos debido a la falta de hidratación y a la hiperqueratosis (dureza de la piel).
- La mayor sudoración, pues la piel de los pies es rica en glándulas sudoríparas, favorece la aparición de grietas interdigitales (entre los dedos) y en el pliegue que se forma entre estos y la planta.
- Determinados cambios en la forma de calzarnos, como la tendencia a no usar calcetines, lo que provoca un contacto directo entre los pies y el calzado, favoreciendo la aparición de ampollas y rozaduras.
- La humedad debida tanto a la sudoración como al contacto directo de nuestros pies con el agua que pueda haber en el suelo de lugares como piscinas, playas, baños, gimnasios,.. favorece las infecciones por hongos y papilomavirus donde el pie de atleta y las verrugas plantares son sus más frecuentes manifestaciones.
¿Qué recomendaciones debemos seguir para evitar problemas?
- Higiene de los pies: es el aspecto más importante a la hora de preservar la salud de nuestros pies, Deberemos secarlos perfectamente con la toalla de forma especial en los espacios entre los dedos y el pliegue que forman estos con la planta del pie. Es conveniente aplicar tras el secado una crema hidratante, preferiblemente por la noche, especifica para las características de la piel de nuestros pies. También se recomienda el empleo de una lima o piedra pómez en las zonas más asperas o duras un par de veces a la semana.
- Para evitar las consecuencias de la excesiva sudoración podemos aplicarnos un producto antitranspirante o secante (talco). Los productos desodorantes no evitan la humedad
- La elección de un calzado adecuado, que sea cómodo, de material transpirable, amplio y con una suela amortiguadora a la vez que flexible.
- Utilizar zapatillas o chancletas de goma en los lugares donde nuestros pies vayan a estar en contacto directo con el agua del suelo. No es nada recomendable compartir el calzado o las toallas para secarnos los pies.
- Tampoco es aconsejable caminar durante mucho tiempo sobre superficies calientes, ya que reseca la piel de los piel, pudiendo aparecer durezas.