Uno de los campos más activos en investigación contra el cáncer actualmente es la inmunoterapia y dentro de ella la creación de virus modificados genéticamente con capacidad para atacar de forma específica a las células tumorales y estimular al propio sistema defensivo para que colabore en esa lucha.
Los adenovirus son un tipo de microorganismo causante de múltiples procesos infecciosos como las conjuntivitis, gastroenteritis e incluso los resfriados comunes. Desde hace tiempo los científicos tienen la capacidad de modificarlo genéticamente para que adquieran una selectividad específica contra las células tumorales con el fin de destruirlas.
Esta terapia contra el cáncer ha demostrado un gran potencial, pero se ha visto que presenta algunos inconvenientes, fundamentalmente el hecho de que nuestro propio sistema defensivo identifica este virus modificado (oncolítico) y lo destruye.
Actualmente el objetivo es crear un virus que sea capaz de dirigir al sistema inmunitario para que ataque a las células tumorales y no al virus, para que este no sea eliminado del cuerpo demasiado pronto.
Una de las células defensivas de nuestro organismo, los linfocitos T, son el objetivo de las recientes investigaciones, intentado buscar un modo en que colaboren con el virus en una lucha coordinada con el fin último de destruir conjuntamente las células tumorales.
Las células tumorales contienen unas determinadas proteínas en su superficie que son detectados por unos anticuerpos denominados BiTE. Estos anticuerpos descubiertos recientemente han abierto una nueva vía en la lucha contra el cáncer (Tecnología BiTE), basada en que esta conexión entre proteínas tumorales y anticuerpos BiTE atrae a los linfocitos T que acuden a destruir a la célula tumoral.
Lo que se ha conseguido como nueva arma terapéutica contra el cáncer es que los virus al ser modificados genéticamente segreguen anticuerpos BiTE específicos atrayendo así a los linfocitos T que de esta forma colaboran con el virus en la destrucción de células tumorales.