Se estima que en la población general una cuarta parte de los traumatismos oculares se deben a la práctica de algún deporte, pero esta cifra se duplica en caso de niños y jóvenes que realizan alguna actividad física o deportiva, una correcta información junto con la protección ocular oportuna podrían evitar hasta el 90% de este tipo de lesiones.
Aunque la mayoría de las lesiones oculares se producen en deportes donde es necesario la utilización de pelota, raqueta o palo, la variación por países en las popularidad a la hora de practicar determinados deportes hacen difícil poder elegir los deportes líderes en lesiones oculares de una forma general.
Así en Estados Unidos, el baloncesto y fútbol americano se llevan la palma, en Canadá es el hockey sobre hielo o más próximos a nuestro entorno el fútbol, pese a no considerarse un deporte de alto riesgo para sufrir traumatismos oculares, es el que más cifras de lesiones de este tipo presenta, simplemente porque el número de practicantes es mayor.
Para poder seleccionar aquellos deportes donde sería necesaria una correcta protección ocular con gafas de policarbonato o mascarillas con protección ocular, los expertos nos indican algunos factores que se deben tener en cuenta según las características de cada deporte:
- El tamaño y velocidad que pueda alcanzar la pelota.
- La posibilidad de contacto físico durante la práctica deportiva.
- La utilización de instrumentos que puedan alcanzar la zona ocular como palos y raquetas.
Estos factores nos permiten indicar que deportes como el frontón, squash, hockey, baloncesto y artes marciales son en proporción al número de practicantes los que mas índice de traumas oculares presentan y donde las medidas de protección ocular deben estar más presentes.
Cuando se ha sufrido una lesión de este tipo, sobretodo en niños y jóvenes, además de la inmediata y correcta atención médica, es necesario que el oftalmólogo descarte posibles lesiones asociadas que puedieran comprometer la visión en un futuro. Sabemos que casi una tercera parte de las personas que sufren una contusión ocular tenían asociada otras lesiones como desgarro de retina, hemorragia vítrea, desprendimiento de retina y catarata traumática, entre otras; siendo de vital importancia su detección de la forma más precoz posible.
Un dato de gran importancia en niños o jóvenes que han sufrido un trauma ocular, es que entre el 3-4% de estos sufría glaucoma (aumento de la tensión ocular), lo que hace muy importante un seguimiento permanente en estos casos incluso hasta 6 meses después de haber sufrido la lesión.
Junto a la protección mecánica necesaria en este tipo de deportes, no debemos olvidar otra situación que puede poner en riesgo la visión mientras se practica deporte y que no deja de ser un trauma ocular, nos referimos a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas del sol cuando se practican determinados deportes como los de nieve, montaña y acuáticos. En estos casos la utilización de una correcta protección con unas gafas de sol adecuadas, evitando síntomas como la fotofobia (excesiva sensibilidad a la luz), dolor, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño a arenilla en el ojo hasta poder llegar a la retinopatía solar con graves consecuencias para la visión.