Determinadas actividades deportivas exigen un trabajo de máxima intensidad a las articulaciones de los hombros, que en ocasiones y sobretodo si han existido lesiones previas, pueden llevar a importantes problemas debido a el dolor y la limitación en el movimiento de la articulación, siendo muy importante conocer que con un correcto tratamiento podemos ayudar a manejar los síntomas, aumentar el movimiento y mejorar su funcionamiento.
Los huesos que forman la articulación del hombro son, la parte superior o cabeza del hueso humero, que se encuentra en el brazo, y una parte de la escápula denominada cavidad glenoidea, interponiéndose entre ambas partes un cartílago, con el fin de evitar el roce directo de ambos huesos, como en el resto de articulaciones de nuestro cuerpo.
La osteoartritis glenohumeral aparece cuando el cartílago comienza a desgastarse, dejando de realizar su función de amortiguar el roce entre ambos huesos, por los que estos comienzan a desgastarse, comenzando así los principales síntomas de esta lesión que son el dolor y la limitación en el movimiento de la articulación.
El dolor suele ir apareciendo poco a poco, hasta que se hace continuo y fundamentalmente aparece en reposo, incluso durante la noche. La rigidez en la articulación también suele aparecer gradualmente, pero si no se trata esta alteración correctamente, puede llegar a afectar a tareas rutinarias como el vestirse.
En la mayoría de los casos, sobretodo en personas que practican deportes donde se trabaja la articulación del hombro, esta alteración aparece cuando previamente se ha sufrido una lesión, como una dislocación o un hombro fracturado. No debemos olvidar que el desgaste debido al envejecimiento también puede producir esta patología sin necesidad de antecedentes.
Para seguir un correcto tratamiento de la osteoartritis glenohumeral debemos seguir fundamentalmente las siguientes pautas:
- Reposo del hombro: limitando los movimientos del hombro, sobretodo aquellos que conlleven empujar o coger carga con el brazo.
- Compresas de frío o calor: las compresas frías ayudan a reducir la inflamación y las de calor a disminuir la rigidez. Están especialmente indicadas para antes de realizar una actividad física donde la articulación del hombro va a a participar.
- Analgésicos para aliviar el dolor, que en dependencia de su intensidad deberán ser prescritos por nuestro médico o utilizar los de venta libre.
- Infiltraciones en la articulación: se reservan para situaciones de dolor intenso que impide un ritmo de vida normal. Generalmente se utilizan corticoides y antiinflamatorios.
- Ejercicios de fisioterapia: indicados para aumentar el movimiento de la articulación generado por la rigidez.