En múltiples ocasiones hemos hablado de los beneficios del pescado en nuestra alimentación, gracias fundamentalmente a su riqueza en proteínas y ácidos grasos omega 3; sin embargo la contaminación de nuestros mares, ríos y lagos ha conseguido que determinadas especies de peces alcancen niveles de mercurio que pueden llegar a ser tóxicos para el ser humano.
El mercurio es un metal que se puede encontrar en la naturaleza en diferentes formas. Es utilizado en la fabricación de termómetros, baterías, pilas, empastes dentales y otras actividades industriales. Debemos también incluir las emisiones de mercurio que hacen a la atmósfera las propias plantas.
Todas estas emisiones caen, generalmente cuando llueve, a las aguas, siendo recogido el mercurio por las algas y plantas acuáticas que posteriormente ingieren los peces, resultando así intoxicados. Como los peces tienen dificultas para eliminar de su organismo el mercurio, tienden a acumularlo de forma principal en su tejido graso.
La forma en que se almacena en los animales acuáticos es el metilmercurio y sobretodo sucede en las especies más longevas y las de mayor tamaño. Son de especial interés por los niveles de mercurio detectados en ellas la trucha de lago, la caballa, determinadas especies de atún, el pez espada y el lucio.
Son las mujeres embarazadas o que deseen quedarse embarazadas, las que están dando el pecho y los propios fetos, bebes, o niños las personas más vulnerables a los niveles tóxicos de mercurio. Entre los órganos diana donde puede actuar el mercurio en nuestro organismo destacan, pulmones, riñones, visión, audición y sobretodo en el sistema nervioso central.
Es importante por su transcendencia la intoxicación en bebés debido a la afectación del sistema nervioso, que en algunas y afortunadamente escasas ocasiones puede llevar a la muerte, pero que generalmente produce daños cerebrales con discapacidad en el aprendizaje y pérdida de audición.
Como medida preventiva para evitar el envenenamiento por mercurio, las autoridades sanitarias recomiendan a las mujeres embarazadas o que piensen quedarse embarazadas, también las que se hallan en periodo de lactancia y en niños pequeños, no sobrepasar la cantidad de 350 gramos a la semana de pescado en su dieta. Se deben elegir especies como los camarones, salmón o bacalao.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció un índice de seguridad según la concentración de mercurio el pelo de las personas (Indice Capilar), para así poder detectar grupos de población con mayor exposición al mercurio y poder determinar de esta manera medidas preventivas de forma más eficaz.