Se calcula que casi 2.000 millones de personas en el mundo padecen presbicia o vista cansada, siendo seguramente el problema visual que afecta a mayor número de personas, lo que no hace sorprende que la posibiliadad de solucionar la presbicia de forma definitiva en una persona mediante cirugía, se haya convertido en una de los nuevos retos de la oftalmología.
La acomodación es la capacidad del ojo para mantener nítida la imagen de un objeto según está más cerca de nosotros. Fundamentalmente está basada en la capacidad de una de sus lentes, denominada cristalino para abombarse y así aumentar su poder de refracción.
Los músculos ciliares son los encargados de traccionar sobre el cristalino y conseguir que este adquiera una forma más redonda. Con los años estos delicados músculos se debilitan y la capacidad de acomodación para percibir objetos cercanos va disminuyendo progresivamente. A esta situación se le denomina presbicia o vista cansada.
En la actualidad la solución más común para este problema visual son las gafas bifocales o progresivas. También se puede recurrir a las lentes de contacto bifocales o multifocales.
Todavía no existe un método quirúrgico definitivo para solucionar el problema de la presbicia. Generalmente se recurre a una técnica quirúrgica similar a la de la catarata, donde se extrae el cristalino sustituyéndolo por una lente intraocular.
Como inconveniente encontramos que estas lentes crean imágenes superpuestas sobre la retina en dependencia de la distancia a la que se encuentre el objeto y es el cerebro quien en cada momento debe elegir la imagen más nítida que se ha creado en la retina según la mencionada distancia a la que se encuentre lo que estamos mirando.
También se puede recurrir a la cirugía refractiva con laser LASYK, generalmente corrigiendo un ojo para la visión cercana y el otro para la lejana. Otro método es modificar la cornea hasta convertirla en una lente bifocal o multifocal (técnica presby-LASIK). Estas correcciones de la presbicia con láser tienen como gran inconveniente la irreversibilidad de las modificaciones que se hayan hecho en la cornea.
Con la aparición del láser de femtosegundos se ha abierto una puerta al futuro con una posible intervención sobre el cristalino para modificar su poder óptico con el fin de recuperar su capacidad de acomodación pero sin necesidad de extraerlo del ojo ni de que pierda su transparencia.