Soportes protectores para las rodillas ¿Qué debemos saber?

Fabricados con metal, espuma, material plástico y correas, los protectores de la rodilla se usan tanto en las fases de recuperación de lesiones, como de forma preventiva para evitar tales lesiones de la articulación mientras se practica algún deporte.


Existen 4 tipos de soportes protectores de las rodillas:

- Profilácticos: diseñados para proteger las rodillas durante la práctica de deportes de contacto.
- Funcionales: estabilizan y dan soporte a las rodillas lesionadas.
- De rehabilitación: durante los periodos de recuperación de una lesión de rodilla, limitan determinados movimientos de estas articulaciones para evitar recaídas.
- Patelofemorales: ayudan a que la rotula se mueva suavemente sobre la articulación de la rodilla.




Los soportes funcionales y los que se utilizan para los periodos de rehabilitación, son los que más efectividad han demostrado a lo largo del tiempo. Será el consejo que nos dé nuestro médico, que tendrá que ir acompañado de ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la rodilla, sobretodo si estamos en fase de recuperación de una lesión que ha necesitado de una intervención quirúrgica, la mejor forma de obtener un efecto positivo con el uso de estos dispositivos.

A la hora de obtener un soporte de rodilla , una de las características que más debemos de tener en cuenta, es su tamaño. Si lo hemos elegido demasiado grande, enseguida comenzara a moverse y su efectividad será nula, además de las molestias que nos pueda provocar por el roce. Si es demasiado pequeño, las correas no se ajustaran correctamente, apretando excesivamente la zona. 

Cuando dispongamos de uno de estos soportes, deberemos observar su desgaste, pues tienden a dañarse con frecuencia y perder así su funcionabilidad. La limpieza con agua y jabón es la correcta para las características de los materiales con los que están hechos.