La capacidad del gas ozono para estimular la regeneración celular, junto a su acción antioxidante y germicida, lo han convertido en un importante aliado de la medicina estética, para combatir diferentes problemas como la celulitis, acné, caída del cabello o rejuvenecedor facial.
- Germicida: actúa contra microorganismos que pueden infectar nuestro cuerpo, ya sean hongos, virus o bacterias .
- Oxigenante: debido a su capacidad de estimular y mejorar tanto la circulación sanguínea como la liberación de oxigeno a los tejidos por parte de los glóbulos rojos.
- Inmunoestimulante: ya que aumenta la concentración de globulos blancos en sangre, ayudando a combatir alergias e infecciones.
- Antiinflamatorio.
- Antioxidante: por su capacidad de eliminar radicales libres del interior celular.
Los tratamientos faciales con ozono suelen durar unos 50 minutos, y van encaminados gracias a sus efectos biológicos, a la oxigenación de la piel de nuestra cara, lo que produce una mayor regeneración de estas células que mejoran a su vez la producción de colágeno y elastina, que son las proteínas encargadas de mantener la tersura y elasticidad de nuestra piel.
Existen diferentes técnicas estéticas y aparatos para aplicar el ozono en nuestra cara con el objetivo de conseguir este efecto anti-aging. Desde los baños de ozono, bien para todo el cuerpo o solo para una parte como la cara, pasando por la aplicación de cremas o geles de forma tópica, hasta la inyección del ozono en nuestro organismo.
Los efectos secundarios del ozono son excasos, pero se debe evitar su uso sin antes consultar con un profesional médico, en caso de personas alérgicas, embarazadas, problemas cardio-vasculares como la hipertensión arterial o antecedentes de cardiopatía isquémica, así como en aquellas personas que presenten problemas en la coagulación sanguínea.