¿Cómo se puede eliminar un tatuaje?


Cerca del 15% de las personas que se realizan un tatuaje, se arrepiente de ello transcurrido un tiempo, existiendo  varios tipos de láser autorizados para el aclaramiento y eliminación de tatuajes, ya que las tintas utilizadas son productos cosméticos, cuyo uso y manipulación, al igual que nos reporta beneficios, también pueden convertirse en un factor de riesgo para nuestra salud. 


Los láser que específicamente se utilizan para este tipo de tratamientos son del grupo denominado "láseres pulsados" ya que la energía de luz que emiten está concentrada en ráfagas cortas o pulsos de alta intensidad, capaces de atravesar la epidermis y absorber de forma selectiva la tinta de los tatuajes.

El láser rompe el pigmento en partículas más pequeñas, que pueden ser metabolizadas o excretadas fuera del cuerpo, o bien transportadas hasta los ganglios linfáticos donde quedan almacenadas.

En dependencia del color de tinta que se haya utilizado para la elaboración del tatuaje, se deberá escoger un tipo diferente de láser, ya que cada color absorbe una longitud de onda de luz distinta, así los tatuajes multicolores pueden requerir el uso de diferentes láser. Los colores más claros como el rojo, verde y amarillo son los más difíciles de eliminar, mientras que el negro y azul los más fáciles.

Independientemente de la capacidad de percibir y tolerar el dolor por cada persona, la sensación mayoritariamente descrita por las personas que se han sometido a este proceso, es la de sentir pequeñas salpicaduras de gotitas de aceite caliente.

En general, con una sola sesión de tratamiento láser no es suficiente, se suelen requerir de 6 a 10 sesiones, en dependencia del tamaño y los colores utilizados, necesitando algunas semanas posteriores para la correcta cicatrización de la zona. Algunos efectos secundarios que pueden darse son la aparición de pequeños puntos sangrantes, dolor o enrojecimiento, ninguno de estos efectos suele durar demasiado tiempo.