Siguiendo una serie de consejos, en menos de 10 minutos podemos explorar nuestra propia piel , con el objetivo de detectar lo antes posible cualquier tipo de anomalía que nos indique que debemos ponernos en manos de un médico, mejorando en muchas ocasiones el pronóstico de alguna enfermedad que podamos padecer.
El mejor momento para una autoexamen de la piel es después del baño o la ducha, utilizando un espejo para poder visualizar las zonas que se encuentran fuera de nuestro campo visual. En el caso de las mujeres, este será un buen momento para realizarse también una autoexploración de las mamas.
De forma general, nos fijaremos en los lunares que podamos tener, si estos han crecido, tienen los bordes irregulares, han cambiado de coloración o la piel sana que los rodea esta enrojecida. También son datos importantes si aparecen llagas en estos lunares o nacen abundantes pelos sobre ellos.
Deberemos fijarnos, de igual forma, en si nos han aparecido protuberancias o bultos y pequeñas ulceraciones que no se curan en periodo prudencial.
Para que este reconocimiento sea lo más completo posible, seguiremos las siguientes pautas para recorrer la piel de todo nuestro cuerpo:
- Empezaremos por la cara, cuello y nuca, utilizando un espejo para esta última zona.
- Para la autoexploración del cuero cabelludo usaremos un peine.
- En las extremidades superiores, debemos prestar especial atención a las axilas, piel de la zona de los codos, muñecas, la palmas y dorso de las manos junto con la zona de entre los dedos y uñas.
- En la parte anterior del tronco y abdomen, observaremos la zona entre los senos y la pìel existente debajo de ellos, también la zona del ombligo y la piel de su alrededor.
- Observaremos con suma atención y con la ayuda de un espejo la piel de nuestra espalda, no debemos olvidar que la espalda y los hombros son las zonas donde más frecuentemente aparece el cáncer de pìel.
- En las piernas nos fijaremos en la zona posterior de la rodilla, tobillos, la planta de los pies y la zona entre los dedos junto con las uñas.
- Por último, no olvidaremos explorar las nalgas y la zona genital. Podemos recurrir a una persona de nuestra confianza para las zonas de muy difícil visualización, incluso con un espejo.
Las situaciones en las que debemos comunicar a nuestro médico que hemos detectado algo anómalo en el transcurso de esta autoexploración, son:
- Cualquier mancha o protuberancia nueva que haya aparecido o sea inusual.
- Cualquier ulceración o llaga, por pequeña que esta sea, que no sana en unos días.
- Si ya teníamos un lunar, pero este ha cambiado en forma, tamaño, color o textura.