Los viajes y el asma.

Se pueden seguir unos consejos básicos para que a la hora de visitar un nuevo lugar nuestra preocupación porque algo inesperado pueda desencadenar una crisis asmática sea la menor posible y asi poder concentranos en disfrutar de nuestros viajes.


Antes de salir de viaje, debemos asegurarnos de que nuestra enfermedad está bien controlado. Si últimamente hemos tenido alguna crisis, debemos informar a nuestro médico, con el fin de que realice los reajustes necesarios en nuestra medicación o simplemente hacernos una revisión.
A la hora de hacer el equipaje, tenemos que incluir todas las medicinas que tomamos para el asma, tanto las "de rescate", o alivio inmediato, como las "de control", o preventivas. Colocaremos los medicamentos en la bolsa o equipaje de mano para poder llevarlos siempre encima. También es una buena idea incluir en el equipaje un poco más de las dosis habituales para no exponerse a quedarnos sin medicamentos mientras dure el desplazamiento. No esta de más añadir un pequeño informe del médico donde se describa la enfermedad y los fármacos prescritos por él, ya que nos será util en los controles de seguridad y aduanas. 



En los viajes internacionales,  es interesante llevar anotados los nombres genéricos de los medicamentos, ya que es posible que se vendan con otros nombres comerciales. 
Otras cosas a incluir en el equipaje son el medidor de medidor de flujo espiratorio máximo (en caso de que utilices uno), una copia de tu plan de acción contra el asma, la tarjeta de tu seguro médico (si dispones de una) y el número de teléfono de tu médico.
En los deplazamientos por carretera pide al conductor que ponga el aire acondicionado o la calefacción con las ventanillas abiertas durante por lo menos 10 minutos. Si el polen o la contaminación atmosférica te desencadenan síntomas asmáticos y el pronóstico predice una concentración elevada durante el viaje, viaja con las ventanillas cerradas y el aire acondicionado puesto.