Las personas diabéticas, al tener los niveles de azúcar en sangre demasiado altos, pueden presentar problemas en diferentes partes de sus ojos, destacando la retina (retinopatía diabética), cristalino (cataratas) y aumentos de la tensión ocular (glaucoma).
La retina es un tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del ojo que para ver con claridad necesita un correcto aporte de oxigeno y nutrientes por parte del sistema circulatorio. Como en las personas con diabetes este sistema circulatorio esta deteriorado, la respuesta del tejido retiniano consiste en crear más vasos saguíneos pero de peor calidad y por tanto con un mayor riesgo de que se rompan y se produzcan pequeñas hemorragias en la retina. A todo este proceso que dificulta la visión se denomina retinopatía diabética.
Cuando sucede, los síntomas que se van a notar son:
- Visión doble o borrosa.
- Anillos, luces o manchas vacías en la vista.
- Manchas oscuras o flotantes.
- Dolor o presión en uno o en ambos ojos.
- Dificultad para ver objetos ubicados a sus lados.
Las cataratas son fruto de la opacificación del cristalino, que es una lente transparente que tenemos dentro de los ojos. Los síntomas más comunes son:
- Vista borrosa
- Colores que parecen desteñidos
- Resplandor alrededor de las luces: puede ser que las luces de los coches, lámparas y del sol se vean demasiado brillantes
- Dificultad para ver bien de noche
- Ver doble
- Cambios frecuentes en las recetas de sus lentes
Su tratamiento es quirúrgico, donde se sustituye el cristalino deteriorado por una lente intraocular.
El glaucoma es otro problema, que ocurre cuando hay demasiada presión ocular, que con paso del tiempo va dañando al nervio óptico. Al principio puede no dar ningún síntoma, pero el nervio ya está siendo deteriorado por el exceso de presión dentro del ojo. Generalmente el primer síntoma en parecer es tener la sensación de estar mirando a través de un túnel debido a la perdida de visión periférica.
En dependencia del tipo de glaucoma ( de angulo abierto o cerrado ) y de otros factores que se valorarán por el oftalmólogo, el tratamiento podrá se farmacológico mediante colirios oculares o bien quirúrgico.