Consejos para cuidar una piel seca.

Por su escaso grado de hidratación y pobre contenido en lípidos, una piel seca requiere una serie de cuidados específicos a sus características para cumplir su función y tener un aspecto sano e hidratado.


Las pieles secas tienen unas glándulas sebáceas que producen menos cantidad de grasa, la cual le aporta su hidratación natural. A parte de este hecho, los factores externos como el frío, el calor, el viento u otros factores externos, también producen sequedad.
Al igual que las pieles mixtas o grasas, las pieles secas necesitan sus cuidados específicos tanto para tratar como para prevenir: 
– Limpieza: se deben usar productos que sean suaves y no dañen la capa hidrolipídica de la piel. No deben contener alcohol, pues resecan aún más la piel. Lo ideal es usar leche limpiadora y tónico con ingredientes hidratantes. Aclarar la piel siempre con agua tibia. 
– Hidratación: el paso más importante y básico. Escoger entre la infinidad de cremas hidratantes específicas para piel seca que existen en el mercado y aplícarla mañana y noche después de la limpieza. Estas cremas ayudan tanto a aportar la hidratación necesaria como a crear la barrera protectora. La crema que se aplica por la mañana, que tenga factor de protección solar. Otro cosmético muy aconsejado para las pieles secas son los aceites esenciales.
Remedios naturales:
   . La crema de caléndula puede ser muy eficaz en estos casos, ya que su poder suavizante se suma a la eficaz acción descongestionante y regeneradora. Rica en ácidos grasos insaturados y sustancias emolientes, da alivio y elimina la fastidiosa sensación de tirantez. Además, contiene carotenos que protegen la piel.

   . Los complementos dietéticos tienen un papel fundamental. Los aceites vegetales como las perlas de rosa mosqueta, onagra o borraja contienen ácidos grasos esenciales que preservan la hidratación y elasticidad de la piel. Los complementos alimenticios ricos en antioxidantes son los mejores antirradicales libres (vitamina A, C y E, selenio y zinc) para contrarrestar el efecto envejecedor del sol o del frío.