Una de las principales causas de dolor en el antepie, sobre todo en mujeres que practican deporte, es la denominada Enfermedad de Freiberg; por lo que vamos a intentar conocerla un poco mejor.
Generalmente el lugar donde se origina esta afección es en la cabeza del segundo y tercer metatarsiano del pié y se caracteriza por una pérdida temporal o permanente del flujo sanguíneo afectando a las células óseas de esta zona ( necrosis avascular ) apareciendo pequeñas fisuras en el hueso (microfracturas).
La causa de que la vascularización de esta zona del pié se vea alterada se ha asociado a tres factores:
- Un excesivo tamaño o mala posición de la cabeza del metatarsiano pone en compromiso la capacidad de las arterias radiales que irrigan esta zona. Esto es uno de los motivos por los que esta patología se observa a partir de los 20 años, cuando generalmente los huesos dejan de crecer.
- Traumas o más concretamente una sobrecarga continuada sobre la zona, teniendo en este apartado un especial interés el tipo de calzado deportivo que se usa, ya que este no debe comprimir la punta de los dedos y tener la suficiente holgura longitudinal.
- Existen determinadas enfermedades, que generalmente aumentan la presión dentro del hueso (intraósea) como el lupus eritematoso sistémico o las enfermedades que aumentan la coagulación de la sangre, son factores a tener en cuenta.
Con respecto a su presentación clínica, como hemos dicho es más frecuente en mujeres (5:1) a partir de la segunda década de la vida y que practican deporte con una deficiente biomecánica del pie o un calzado inadecuado.
El síntoma principal es el dolor en el antepie sobre la zona de la cabeza del metatarsiano afectado, que generalmente es el segundo, aunque puede aparecer en los otros. Este dolor junto a la cojera que también produce, suele empeorar al ponerse de pie o caminar.
El diagnóstico lo emitirá el médico especialista, generalmente con los síntomas de la enfermedad y una radiografia o gammagrafía osea, que además le permitirán determinar en que fase se encuentra la enfermedad, pues esta pasa por diferentes etapas, que van de la aparición de las primeras microfisuras hasta la última fase de evolución donde se desprende un pequeño fragmento oseo de la cabeza del metatarsiano afectado.
El tratamiento en las primeras fases de la enfermedad es de tipo conservador, estando encaminado a la precripción de analgésicos, antinflamatorios, plantillas, modificación del calzado e incluso infiltración de la zona con corticoides y anestésicos, con el fin de disminuir los síntomas.
En las fases más avanzadas o en aquellos casos donde el tratamiento conservador no responda, se debe recurrir a la cirugía con el fin de corregir las alteraciones biomecánicas que el pie afectado tenga.