La influencia del estrés sobre nuestra alimentación.


Un reciente estudio de la Universidad de Ohio (EEUU) publicado en la revista Molecular Pschiatry ha puesto en evidencia que las situaciones estrés continuado pueden alterar la forma en que nuestro organismo procesa la comida, afectando a los beneficios que pudiera tener una dieta saludable.



En el estudio dirigido por la Dra. Kiecolt-Glaser, se pudo observar que los resultados en la analítica sanguínea eran mejores en personas que tomaban una comida rica en grasas saturadas (más perjudiciales para el organismo) pero sin haber estado sometidas a estrés, que en aquellas que con comida rica en grasas insaturadas (más beneficiosas para la salud) pero sometidas a tensión emocional.

Como se sabía por investigaciones anteriores, las grasas saturadas (de origen animal y lácteos) aumentan los procesos inflamatorios en el cuerpo, lo que se ha asociado a una mayor incidencia de enfermedades cardíacas y vasculares, artritis, diabetes tipo 2, osteoporosis y otros problemas de salud. Mientras que las dietas más ricas en grasas insaturadas (de origen vegetal) son más beneficiosas para la salud.

La conclusión más relevante de el estudio es que los efectos de una dieta saludable (rica en grasas insaturadas) se puede ver neutralizado en personas sometidas a situaciones estrés diario, apareciendo en sus analíticas de sangre niveles más altos de marcadores inflamatorios.

A nivel practico se puede afirmar, que es mucho más recomendable seguir pautas alimenticias com comidas ricas en grasas insaturadas (como la dieta mediterránea), pues a medio y largo plazo son más beneficiosas; pero aquellas personas que siguiendo esta conducta alimentaria lleven asociadas situaciones de estrés y tensión emocional, deberán asociar técnicas de relajación como yoga, meditación, hacer deporte, dormir corrcectamente, o simplemente hacer algo relajante como un baño de agua caliente o intentar comer fuera del ambiente que nos produce este estrés.