Hace poco tiempo un equipo de investigación de la Escuela de Medicina de Harvard describió por primera vez una hormona cuyos niveles aumentan en sangre mientras realizamos ejercicio, ayudando a quemar calorías una vez finaliza esta actividad física.
Al realizar una actividad física nuestras células musculares incrementan su trabajo, segregando una proteína denominada PGC1-alfa, responsable de aumentar los niveles de irisina en el torrente circulatorio para que esta hormona llegue al tejido graso de nuestro organismo donde va a realizar sus funciones:
- Actúa sobre los adipocitos de la grasa blanca transformándola en grasa parda, que es el tejido encargado de generar calor (calorías) en nuestro organismo mediante su metabolización. A este proceso se le denomina termogénesis que en el caso de realizar ejercicio físico se halla aumentado gracias a esta acción de la irisina.
- También se ha comprobado que esta hormona puede llegar al cerebro (atraviesa la barrera hematoencefálica), activando genes implicados en la cognición, esto se ha comprobado sobretodo en el ejercicio físico de resistencia.
La irisina es el gran mensajero que une nuestros músculos con nuestro tejido graso mientras realizamos una actividad física, explicando de este modo como se relaciona el aumento del trabajo muscular con el aumento del consumo de calorías por nuestro tejido graso durante la realización de actividades deportivas.
Seguramente el siguiente paso será la producción farmacológica de una sustancia que pueda realizar las funciones de la irisina o que aumente la producción de esta en nuestro organismo para mejorar la salud de las personas con excesivo peso corporal y con dificultad para controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Otro aspecto que deberán aportar las próximas investigaciones sera ir diferenciando como cada tipo de actividad física según duración, fuerza, resistencia, etc. provoca un diferente aumento de irisina e incluso una diferente acción.