Acomodación visual y vista cansada.


La mayoría de los objetos que percibimos con nuestra vista tienen un tamaño mayor que el de nuestros ojos, que con un diametro aproximado de apenas dos centímetros y medio son capaces de captar la imagen completa de por ejemplo un edificio de varias plantas. 

Para conseguir esto, el ojo dispone de dos lentes capaces de reducir la imagen de lo que nos rodea y de proyectar dicha imagen reducida en la  retina, encargándose esta de enviarla al cerebro. Con el fin de comprender como una lente puede reducir una imagen y para no complicar esta explicacion con demasiados tecnicismos, vamos a recurrir a un ejemplo ilustrativo:

La imagen de  un objeto esta formada por millones de rayos de luz que nuestro ojo debe captar. Si imaginamos uno solo de esos rayos como dos personas que caminan en paralelo llevando un palo largo entre las dos y haciéndolo sobre la misma superficie, por ejemplo asfalto, cuando una de esas dos personas comience a caminar por otra superficie, por ejemplo barro, su velocidad  disminuirá y ambas personas dejarán de caminar en paralelo, ya que la que todavía camina por asfalto ira a mayor velocidad, por lo que el palo ( rayo de luz ) se inclinará es decir desviará la trayectoria que hasta ese momento llevaba.




En el ojo humano disponemos de dos lentes con capacidad para desviar la luz según los explicado anteriormente. Además al ser ambas lentes de tipo convexo, desviarán los rayos de luz hacia el centro de la lente, es decir harán converger los rayos de luz, consiguiendo así transformar las imágenes originales en otras de menor tamaño.

Estas dos lentes son:

- La córnea: que ocupa la parte mas anterior del ojo y se alimenta fundamentalmente de la lágrima pues debe de carecer de vasos sanguíneos para poder ser totalmente transparente. Es la lente más potente, pues posee un poder de refracción de 43 dioptrías. A diferencia de la segunda lente no tiene capacidad de variar su potencia, por lo que podemos decir que la córnea es la lente encargada de la mayor reducción de las imágenes independientemente del tamaño y distancia a que se encuentren los objetos que percibimos.

- El cristalino: se halla en el interior del ojo, entre el iris y el humor vítreo y tiene un poder de refracción que puede variar de 18 a 20 dioptrías ( variando esta cifra en cada persona ). Esta segunda lente tiene la capacidad de variar su forma, hacerse mas o menos esférica, consiguiéndose así un ajuste de la imagen a percibir en dependencia de la distancia a la que esta se encuentre del ojo. 
VD Banner 180 x 250

De esta manera cuando un objeto se encuentre cercano al ojo, el cristalino se abombará, haciéndose así más convexo y consiguiendo converger más los rayos de luz. En el caso contrario, cuando el objeto a percibir sea lejano, el cristalino se aplanará y su capacidad de converger la luz disminuirá.

Esta capacidad que poseé el cristalino de variar su forma y por lo tanto de variar también su poder de converger los rayos de luz es lo que denominamos acomodación y lo consigue gracias a unos pequeños músculos que lo rodean denominados músculos ciliares. 

Cuando percibimos objetos cercanos estos músculos se contraen, abombando así al cristalino y consiguiendo aumentar la capacidad de convergencia de esta lente. en el caso de que el objeto a percibir sea lejano los músculos ciliares se relajarán y el cristalino se aplanará, disminuyendo de esta forma su capacidad de convergencia.

Cuando de forma continuada estemos viendo objetos cercanos, por ejemplo leer, ordenador, coser, etc.. los músculos ciliares se agotarán, al igual que el resto de los músculos de nuestro cuerpo cuando son sometidos a sobreesfuerzos,  con lo que empezaremos a ver borroso ya que el cristalino se irá aplanando y perdiendo su capacidad de convergencia. Esta visión borrosa junto al lagrimeo, picor de ojos, e incluso dolor de cabeza son los síntomas de la denominada astenopia acomodativa.

La mejor forma de evitar esto es desviar nuestra mirada hacia un objeto lejano para que los músculos ciliares dejen de trabajar y se recuperen. Una buena frecuencia para realizar esta técnica es descansar 5 minutos tras media hora de visión cercana.

Por último, a partir de los 40 años nuestros músculos ciliares empiezan a mostrar síntomas de envejecimiento y por lo tanto de no poder contraerse y trabajar como hasta entonces, apareciendo en ese momento lo que llamamos vista cansada o presbicia, necesitando entonces unas gafas que suplementen las dioptrías perdidas por el cristalino al no poder abombarse todo lo necesario para una correcta visión cercana.

Todas las dudas, opiniónes o cualquier aportación, sobre este tema las podéis hacer bien en nuestras redes sociales FacebookTwitter Google+ o enviandonos un mail a nuestra dirección, estaremos en cantados de contar con vosotros.

Así mismo, si queréis recibir en vuestro correo las nuevas entradas de este blog, sin ningún compromiso, os podéis suscribir a través de la ventana en la parte superior derecha, donde dice suscribirte a las noticias de tursalín.