Los fitoestrógenos son un grupo de sustancias vegetales activas, cuya estructura molecular es muy parecida a la de los estrógenos, por lo que pueden unirse a sus receptores en nuestro organismo, provocando las mismas acciones que estos; lo que les hace ser muy beneficiosos en la prevención de enfermedades cardiovasculares, dislipemias, enfermedades renales, cáncer y osteoporosis.
Existen 3 clases principales de fitoestrógenos:
1) Isoflavonas: destacan la genisteína y la daidzeína. Son las más activas dentro de nuestro cuerpo y las encontramos en las legumbres, semillas y granos enteros.La principal fuente de isoflavonas en la alimentación, la encontramos en la soja y sus derivados.
2) Lignanos: forman la pared celular de las plantas y al igual que los primeros, los podemos encontar en legumbres, semillas y granos enteros, además de en determinadas frutas.
3) Cumestanos: se encientran en legumbres y brotes de alfalfa.
Gracias a su acción estrogénica, los fitoestrogenos mejoran el metabolismo de la glucosa, la secrección de insulina y el metabolismo de los lípidos.
Una acción de gran interés, es la capacidad que tienen de disminuir la cantidad de glucosa que pasa del intestino a la sangre, lo que ayuda todos, pero especialmente a las personas diabéticas, a un mejor control de la glucemia (glucosa en sangre) después de las comidas, evitando los picos de glucosa que se producen en ese momento.
Las dietas ricas en proteínas de soja son beneficiosas para el control de la obesidad y diabetes, ya que disminuyen la resistencia a la insulina y disminuyen la adiposidad en nuestro cuerpo, ya que frenan la creación de grasas y a la vez estimulan la destrucción de estas grasas por parte del hígado.
Diferentes estudios demuestran que la personas obesas tratadas con dietas hipocalóricas ricas en proteínas de soja no solo bajaron de peso sino que también tenían mejor controlados sus lípidos en sangre (perfil lipídico), además estas ventajas se mantienen a largo plazo.
