Existen situaciones en que la alimentación diaria no es capaz de aportar a nuestro organismo la cantidad mínima de principios inmediatos que este necesita para su correcto funcionamiento, debiendo entonces recurrir a suplementar esta dieta con algún producto farmacológico como Meritene.
Se pueden dividir estas situaciones especiales en 2 grandes grupos:
1.- Cuando con la alimentación diaria, que debe ser variada y rica en principios inmediatos básicos, no se consigue alcanzar una cantidad que garantice nuestra salud y bienestar. Estaríamos en un grupo de situaciones muy variada que va desde la inapetencia en niños y personas mayores, la fases de convalecencia de una enfermedad, o en personas con trastornos a nivel digestivo, fundamentalmente estómago, hígado, vesícula biliar y páncreas, que les imposibilita la digestión y asimilación de todos los nutrientes necesarios. En este grupo también debemos incluir a las personas que siguen algún tipo de dieta que no aporta todo lo necesario desde un punto de vista nutricional.
2.- Cuando existe un aumento de gasto metabólico por situaciones como los periodos de crecimiento en los más jóvenes, el embarazo y lactancia, deportistas con un alto consumo calórico y en la fase de recuperación de determinadas enfermedades que han cursado con perdidas importantes como diarreas, vómitos y hemorragias.
Debido a esta gran variedad de situaciones, por edad, enfermedad, actividad física y otras, el déficit nutricional puede afectar a uno o varios principios inmediatos por lo que deberemos encontrar en el mercado un suplemento alimentario que satisfaga estas deficiencias específicas, como es el caso de meritene, ya que gracias a su amplia variedad de productos tanto en sabores como en hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales, nos facilita una correcta suplementación alimentaria, aportando lo que realmente nuestro organismo necesita, en caso de que sea necesario y consiguiendo así renunciar a productos de suplementación genérica.